Que movida ayer. Me pasé toda la tarde jugando con la PS3. Me dolían las patitas de tanto darles a los botones. Pero ya cuando fue la hora de cenar, mi dueño, cogió los mandos y los volvió a esconder. Quizá si que estaba demasiado viciado ayer.
Bueno… ya es miércoles. Mmm. ¡Buenos días! Qué bien he dormido. Voy al baño.
Ep. ¿Y mis patucos? ¿Donde están mis patucos?
Me está cogiendo un calor… ay ay ay. ¿Quién me ha cogido MIS patucos?
Aish. Que frio está el suelo. Tampoco están los patucos de mi dueño… que misterio.
Tendré que ponerme los botines. No me gustan nada, no tengo la libertad y la comodidad que tengo con mis patucos, pero el suelo esta frio y no quiero tampoco ensuciarme las patitas.
Los he buscado por toda la casa y nada. Mis patucos han desaparecido y nadie sabe donde están.
Hago un llamamiento a todo el mundo que lee este blog, si veis por la calle unos lindos patucos blancos, son los míos. Cogedlos y llamadme. Iré a buscarlos raudo y veloz.
Como echo de menos a mis patucos. Nunca nos habíamos separado. Snif. Es bien cierto que no valoras las cosas hasta que las pierdes. Pobres patucos. Hoy quería explicaros una deliciosa receta de cocina, pero me parece que lo dejo para otro día. No tengo ánimos de ponerme en la cocina hasta que no encuentre mis patucos.
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