Nuestro recorrido por Port Aventura nos llevo a un largo paseo, donde al fondo se veía el impresionante Dragon Khan. Ya hacía muchas horas que estábamos de pie y mis patitas me hacían “chup chup”. Así que antes de llegar a China, decidimos descansar un rato.
La zona de la China es para mi gusto la mas chula, una ambientación sencilla pero a la vez colorida y bonita. Allí la atracción principal es el Dragon Khan. En una supermontaña rusa, en la que vas tan rápido que no te da tiempo a saber si estas de cabeza arriba o cabeza abajo, que mareo, pero que divertida. Tanto me gusto que tuve que insistir a mi dueño para que volviéramos a repetir. También tuve que insistir para ir a ver un espectáculo de pompas de jabón, no se si serían pompas Pustefix o no, pero eran muy grandes. Algún día tengo que intentarlo en casa. Aunque por la cara de mi dueño cuando le dije esto entendí que no le iba a gustar la idea. Ya estudiaré como hacerlas.
Seguimos el camino por el parque y de repente la decoración cambió. Todo mucho más verde, más tropical. Estábamos es Polinesia.
Aquí su atracción estrella es el Tutuki Splash. Que nombre tan pintoresco. Pero cuando vi la atracción entendí lo de Splash. Aquí si que me negué en subir. Yo y el agua estamos peleados. No me gusta nada mojarme. Lo odio. Pero aun así quise hacerme una foto en el mirador de la atracción con tan mala suerte que justo cuando se hacia la foto bajaba una barca y todo el mirador quedo mojado, por unas simples décimas de segundo no quedo todo empapado. Y si no mirad la foto, como se acerca la gigantesca ola hacia mí. Qué suerte tuve.
Y así estuvimos todo el día, subiendo en atracciones, viendo espectáculos y como no, comiendo en la cantina de México viendo un espectáculo. Fue un día redondo y me lo pasé genial.
Cuando salimos, me senté un rato en la fuente de la entrada, estaba agotado. ¿Pero dónde ha ido mi dueño? No me he dado cuenta de done ha ido. ¡Ah! Por ahí viene.
Toma Travis. Es lo que te prometí cuando entramos.
¿el qué? Pregunte extrañado. Y me dio…. La piruleta que le había pedido al entrar. No podía haber acabado mejor el día. Recordaré esta primera visita a Port Aventura y espero que no sea la última.
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