La calçotada también tenía una parte no muy agradable que yo desconocía y no descubrí hasta llegar a casa. Toda la ropa y uno mismo huele a humo. Puag.
La Travis colada, como todo es ropa superdelicada, no se puede lavar en la lavadora, e improvisó un lavadero con uno de los barreños. Lo lleno de agua y puso jabón liquido para ropa delicadisísima.
Puso la ropa en el barreño y con mucho mimo la lavó.
Cuando terminó, la escurrió y la puso en otro barreño más pequeño.- "Travis. Ya que tenemos este barreño tan grande, agua y jabón… ¿quieres aprovechar y bañarte tú?"
No había acabado de pronunciar la pregunta que ya mis patitas se pusieron en marcha a toda velocidad, creo que la expresión “poner los pies en polvorosa” estaría muy acertada. No sé si lo decía de broma o en serio. Así que mejor, lejos por si acaso.
Pasado ya el susto de la amenaza de baño, tendimos la ropita en el balcón y ala, a esperar que se seque. Tendré mi ropita limpia, suave y con buen olor. Yo por si acaso me he puesto unas gotitas de perfume, para no oler a humo y así espero que mi dueño no diga eso tan terrible para mi, que sería bañarme.
Hasta mañana.
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