Esta mañana me he despertado de muy buen humor. Me he despertado muy pronto, hacia las once de la mañana y me sentía con ganas de hacer cosas. Hoy iba a ser un gran día.
La primera cosa que me he dispuesto a hacer, es lavar ropita. Tengo mi delantal de chef, el que utilizo para los comunicados, un poco sucio, así que me he dispuesto a convertir el baño, como otras veces, es una lavandería.
Utilizo mi jabón especial de ropa delicada, y unas pinzas bien grandes para poder coger la ropa cuando esta mojada. De esta forma, me evito de mojarme mis patitas. Ya sabéis el miedo que tengo a mojarme. Brrrrr.
Todo iba a las mil maravillas, cuando ha sonado el teléfono y me ha pillado tan de sorpresa que he pegado un brinco, he perdido el equilibrio y me he caído de cabeza al agua.
¡NOOOOOOOOOOOOO!
Jopé. Me he quedado con una cara de terror, estaba paralizado, han sido unos segundos de pánico, no sabía qué hacer. Lo primero comprobar que nadie me había visto. Ya solo faltaba que se rieran de mí. Y luego… ya que el agua era jabonosa, he aprovechado para frotarme un poco. Ya que lo peor había pasado, al menos aprovechar y bañarme.
Luego me he envuelto en una toalla, y nada, esperar a secarme.
Como siempre que me mojo, me siento indignado, y esta vez no con mi dueño, si no conmigo mismo, por ser tan torpe.
Bueno, está visto que últimamente cuando llegan los viernes me persigue una mala suerte terrible. ¿Qué habré hecho para que me pasen estas cosas?
Bueno, al menos espero que a vosotros os haya ido bien el día. Yo me lo he pasado primero envuelto en la toalla y luego con mi albornoz.
Un hociquito. Que tengáis muy buen fin de semana.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.