Pues como os explicaba el viernes pasado, una vez desayuné, empecé a buscar el tesoro escondido del geocaching. Gracias al iphone, tenía las coordenadas exactas, así que no debía ser muy difícil. Pero por más que buscaba en las coordenadas que tenía, no podía encontrar el tesoro. Me empezaba a poner nervioso. La primera vez que iba a buscar un tesoro del geocaching y era incapaz de encontrarlo. Iba de un lado para otro. Mientras mi dueño me miraba con una sonrisa. Cuando lo vi, la verdad me dio un poco de rabia, ya me podría ayudar. ¿N0? Y así se lo dije. Mi dueño le gustan estas cosas, y es bastante lógico. Me dijo. “Travis, a ver, si tienes la coordenadas y no lo ves… piensa un poco. ¿Y si está por encima de tu cabeza?”
¡Claro! Tiene razón. Como en la segunda película de Alien (Aliens , el regreso). Había una escena que veía con una especie de sensor de movimiento que venían un montón de esos aliens malos, y aunque el sensor les decía que los tenían allí, nadie los veía, y es que venían por el techo. Pues aquí lo mismo. Tuve que encaramarme. Jejeje. No os cuento más. Si os dijese dónde está escondido no tendría gracia. Ya os he dado una gran pista.
Al final dentro había un pequeño bloc para escribir (esto no se lleva, es para que escribáis lo que queráis) y de regalitos había una piedra transparente, y dos figuritas, un pokemon y otro bicho que no sé qué es. Yo dejé una foto mía, un cochecito de juguete y una de las rosas que hice para Sant Jordi. Lo puse en la caja, y lo dejé, exactamente en el mismo lugar donde lo encontré.
Luego, volvimos a ponernos las mochilas y deshacer nuestro camino. Aproveché el camino para observar más la flora de la montaña. Aún hay muchas flores, no me pude resistir de coger unas pocas flores.
También encontramos esta planta con flores amarillas. Se llama abrótano (espernallac) i se puede recoger, secar, y luego hacer infusiones de esta planta. Tiene propiedades digestivas, desinfectantes y muy útiles para llagas. Como las que tuvo mi dueño en la boca hace unos días. Cogí unas pocas, para sí más adelante tiene ese problema otra vez, poder ayudarle.
Mientras continuamos el camino de retorno, de repente oí un ruido. Como alguien pisando una rama. En seguida me paré, me agazapé entre las hierbas y observé atentamente. Y volví a oír ese ruido, y unos pasitos. ¡OH! ¡Era una fiera salvaje!
Continuará
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