HE DORMIDO POCO ESTA NOCHE

Precisamente esta pasada noche no ha sido muy buena.

Ya me fui a dormir un poco preocupado. Mi dueño ayer no se encontraba bien, y cuando se fue a dormir se encontraba un poco peor. Pero se fue a dormir muy pronto y enseguida se durmió. “Muy bien” pensé. Mejor que duerma y descanse.

Yo aún estuve jugando un rato y para no molestar me puse los cascos de mi dueño. No me quedan bien, más bien me vienen grandes, pero son prácticos.

Cuando ya me empezó a entrar el sueño, me acosté, no sin antes comprobar cómo se encontraba mi dueño. Seguía durmiendo a pierna suelta.

Yo en seguida me dormí. Aunque suelo dormir profundamente y no me entero de nada, hoy mi instinto me hacía estar especialmente atento por si me necesitaba mi dueño. Lo he oído levantarse bastantes veces. Y luego ha dormido bastante inquieto, dando muchas vueltas y despertándose. Pobrete. No he querido decirle nada. Si se da cuenta que estoy despierto se sentirá triste por haberme despertado. Es mejor que siga atento por si me necesita.

No se cómo ha sido, pero estaba tan cansado que me he dormido profundamente. Pero me he despertado con un gran susto. Truenos. Esta madrugada hemos tenido una tormenta gigantesca. Relámpagos y truenos. Dos de las cosas que me dan miedo. 

Curiosamente esta tormenta ha tenido el efecto contrario a mi dueño. Estas tormentas le gustan y de esta forma se ha dormido.

El que lo ha tenido más peliagudo he sido yo. No podía dormir. Ya sabéis que estas noches de tormenta suelo coger mi almohada amarilla y me traslado a la cama de mi dueño. Pero hoy, sabía que no debía hacerlo. No había dormido mucho, ¿y si me acercaba y lo despertaba?

Pues mejor así. Que descanse. Yo he seguido en posición de guardia. Vigilando a mi dueño y a la tormenta.

Una vez más el cansancio ha podido conmigo. Lo siguiente que recuerdo es despertarme en mi almohada amarilla junto a mi dueño. Que sensación de felicidad. Le he dado un besito y me he vuelto a dormir.

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