Hola. ¿Qué tal el fin de semana?
Nosotros hemos visitados a nuestros amigos. Lo primero al
llegar fue ir corriendo a la habitación a “jugar” con el Facehugger. Pero una
vez más, no había rastro de él.
Me senté, aburrido, en la silla de oficina que
tienen allí. Y ahí estaba yo, pensativo, cuando me di cuenta que en el suelo
había una guitarra.
Qué lugar más raro de tener una guitarra. Al final deduje
que la tenían allí porque la querían tirar. Pues si la van a tirar mejor me la
llevo yo. Siempre he pensado que estaría bien saber tocar algún instrumento
musical. ¡Decidido! Empezaré con la guitarra.
Así que he cogido mi bolsa transportín y empecé a poner la
guitarra en mi bolsa.
En medio de la operación, noté una presencia cerca. Mis sentidos
jedi se activaron, tal cual fuera spiderman. Algo no iba bien por allí. Pensé
que sería el Facehugger, pero no. Levanté la cabeza y me encontré con un oso
panda fornido y forzudo, me estaba mirando con muy mala cara.
Tenía miedo, pero soy fuerte y valiente, así que le salté
encima, decidido a pelear. Tenía que mantener mi territorio. Ningún otro oso
puede estar allí.
Lo malo, es que ese panda tonto era mucho más fuerte que yo,
y tras una pelea descomunal, en la que casi le gano, se me sienta encima y me
inmoviliza. Pesaba mucho y me estaba espachurrando.
A duras penas pude hacer un
poco de ruido para llamar la atención de mi dueño. Y lo conseguí. Mi dueño se presentó
y al ver la escena, nos separó y me salvó del panda tonto. Pasé el resto de la
velada en el interior de mi bolsa transportín, sano y salvo. Pero… meditando y urdiendo
un plan, para que en la próxima visita le pueda dar su merecido. Jejeje.
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