Tengo mis patucos sucios. Suelen ser blancos, como ya sabéis.
Pero esta mañana me fijaba que más que blancos, están un poco beige.
Lo malo de
decir a mi dueño que tengo los patucos sucios es que corro el riesgo de que me
diga “y tú también estas un poco sucio”, y eso significaría baño. Y odio el
baño. Jopé.
Afortunadamente para mí, hoy tocaba hacer una lavadora de
ropa blanca. Así que sigilosamente me he acercado a la lavadora. Observar que
nadie me miraba y ¡zas! He metido los patucos a la lavadora. Jejeje.
Misión cumplida.
Luego también he notado que mi yukata estaba sucio, tenía
manchas de yogurt. Y más de lo mismo. Esta vez he optado por ponerlo en el
cesto de la ropa sucia. Así que sin patucos me he dirigido al cesto. El suelo
estaba muy frio sin patucos, a ver si aún me voy a resfriar.
Como esta noche
juega el Barça el primer partido de Champions, la elección de la ropa que me he
puesto ha sido sencilla, jejeje.
Y aquí estoy ya, sentado en la butaca esperando a que
empiece el partido.
Como podéis comprobar, aún no tengo mis patucos, pero llevo
mis zoris, o sea, las chanclas
japonesas. No es lo mismo, pero no me
siento bien andando descalzo. Ya se, diréis que soy un oso y que los osos no
llevamos calzado. Pero yo, desde que era un cachorrín, siempre he llevado
calzado y me siento raro andando descalzo. Aish. Los patucos donde están… donde
están los patucos. Jejeje. A ver si mañana ya están secos y me los puedo volver
a poner.
Hociquitos
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