Ayer por la tarde, cuando me levanté de la siesta y después
de merendar, me dio por ordenar un poco mi habitación. Últimamente tengo desperdigados
por toda la habitación cachivaches míos, ropa, manualidades… Así que ya era hora
de poner un poco de orden.
Justo cuando empecé en mi tarea, encuentro una caja que
ponía “Construye tu planetario”. ¡OH! Pero si esto me lo regalaron por mi
cumpleaños. Con lo que me gusta la astronomía, no entiendo cómo se me ha podido
olvidar de montar.
Así que dejé el tema de ordenar mi cuarto y pasé el resto de
la tarde montando mi planetario. Ya ordenaría al dia siguiente.
Primero, como siempre tiene que ser, leer atentamente el
librito de instrucciones. No parecía muy difícil.
Así que empecé a ensamblar las piezas. Poner la bombilla, las
pilas, los cables..
Poner las patitas de soporte y ensamblarlo todo.
Y una vez terminado, darle al botón y… ¡ZAS! La cúpula de
observación del planetario se iluminó con las estrellitas y los nombres de las
constelaciones más importantes. ¡Qué lujazo!
Luego esperé a después de cenar y salí al balcón con mi
planetario. Era la hora de estrenarlo. Una vez calibrado según la fecha y el
hemisferio, efectivamente funcionaba.
Las estrellas que aparecían en mi
planetario eran las que podía ver en el cielo. Ya se que el balcón de casa no
es el mejor sitio para ver las estrellas. La iluminación de la ciudad hace que
muchas estrellas no las pueda ver. Tendré que convencer a mi dueño, que me
lleve un día a ver las estrellas fuera de la ciudad.
Estuve allí un buen rato viendo las estrellas. También es
cierto que algunas estrellas no aparecían en el planetario, a ver… es un
juguete, no puede ser 100% exacto. Entonces para estos casos, donde no llega el
planetario, llega mi programa astronómico que tengo instalado en el tablet de mi dueño. Jejeje.
Tecnología y tradición combinadas.
Hasta mañana.
Un hociquito estelar
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