Hola. Otra semana más y tras el descanso del fin de
semana, vuelve una entrega más del
Comunicado de Travis. Aunque descansar, descansar… este fin de semana no ha
sido posible, jejeje. Aunque bajaron un poco las temperaturas, hacía mucho solecito
y como teníamos previsto ir de barbacoa con unos amigos, así fue.
Teníamos un par de sitios para elegir, el primer sitio en la
lista era “La ermita del Remei” en Alcover. Así que para allá fuimos, pero
había bastante gente, así que decidimos no quedarnos allí, aunque por casualidad,
descubrimos un sitio genial.
Una vez llegamos a la ermita, el camino asfaltado seguía, y
como había una indicación de aparcamiento, seguimos hasta llegar a un sitio
nuevo.
Era un edificio grande y antiguo, se notaba que estaba
restaurado, había unas balsas de agua a su alrededor, unos arcos de piedra que
por su parte de arriba canalizaban agua, e incluso desde unos de esos arcos caía
agua, tal cual como una cascada. ¿Qué debería ser ese edificio?
Empecé a indagar. Al cabo de unos minutos ya tenía toda la
información. Esa instalación se llamaba “El molí de dalt” (El molino de arriba)
y era un molino papelero.
Antiguamente, el papel se fabricaba en los molinos
papeleros, que eran edificios que se situaban al lado de los ríos para
aprovechar la fuerza del agua para mover las máquinas que hacían el papel.
El molinero y su familia vivían en la misma casa del molino.
Él se encargaba de hacer las láminas de papel con las máquinas del taller,
situado en la planta baja del molino y las secaba en la planta más alta del
edificio. La segunda planta era donde vivían él y su familia.
Actualmente ya no está en funcionamiento, pero lo han
restaurado como sitio turístico. A su alrededor hay caminitos para pasear,
hacer fotografías, un parque infantil y mesas de picnic. Un sitio ideal para ir
de merendola.
Lástima que no pudimos quedarnos para hacer la barbacoa. Así
que después de dar una vuelta por allí, volvimos al coche y pusimos rumbo a la
segunda localización.
Un hociquito
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