Una vez hechas las presentaciones con el otro Tió de Nadal,
enseguida nos hicimos amiguitos. Ya me aseguré como mínimo un regalito, jijiji.
Y así fue, empezamos con el ritual, cantar canciones, darle
golpecitos y ¡puf! Levantamos los faldones al Tió, y ya teníamos un montón de
regalos.
Como se nota que este Tió de Nadal tiene que cagar regalos para más
personas, es mucho más grande que el mio. Ya en esta primera tanda de regalos
había uno para mí.
Lo abrí… y era un paquete de palillos chinos. ¡Que guay! Ahora
hacía tiempo que no los usaba, pero ahora con Junior por casa, tendremos que
usarlos. De hecho había pensado en comprar. Que tió más inteligente y práctico.
Luego hicimos cagarlo unas cuantas veces más, y todos
tuvimos regalitos, a mi me tocó uno más. Una práctica cestita para guardar los
sobres de infusiones. Con lo que me apetecen ahora en invierno. Ahora las
tendré más a mano.
Después de las risas y de enseñarnos los regalitos, empezó una
deliciosa comida de Nochebuena.
Comí un montón. Y todo estaba riquisísimo. Yo solo pensaba
que el día siguiente, Navidad y el siguiente, Sant Esteve, tendríamos que comer
igual, jejeje. Me pondría las botas.
Al final de la velada, estaba súper agotado, habían sido
muchas emociones por un día, la llegada de mi hermanito, los dos cagatiós, la
comida, risas y juegos… lo último que recuerdo de ese día, es que me empecé a
acurrucar en los almohadones del sofá.
Y lo siguiente al día siguiente, que me
desperté en mi camita en casa.
Un hociquín tierno
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.