LLEGÓ MI HERMANITO PEQUEÑO


El sábado por la mañana como ya os expliqué, llegaba mi hermano pequeño.
Por fin habían mejorado un poco las vías de comunicación con mi aldea natal y gracias a la construcción de una pequeña carretera que comunicaba la aldea con la capital mi hermano podría venir a pasar las navidades. Me moría de ilusión de darle un gran achuchón.
Mi hermano llegaba en avión a Madrid y desde allí en el tren AVE hasta Tarragona.
Aunque mi hermanito es muy pequeño tiene mucho desparpajo y como es tan chiquitín todas las azafatas del avión estuvieron por él, mimándolo y cuidándolo. Jejeje. Tengo que reconocer que es un don familiar, yo cuando viaje en avión hace años hasta aquí, también me paso. Incluso pude visitar la cabina del piloto, pero esto es otra historia.
Una hora antes de la llegada del tren ya estaba en la estación del AVE.


Pude convencer a mi dueño que madrugara un poco para que me llevara, ya que hacía un poco de frio, y con mi descapotable íbamos a pasar mucho frio. Mejor en el coche de mi dueño, tiene calefacción y… la gasolina no la tengo que pagar yo, jejeje.
Después de mirar los horarios y comprobar que no había ningún retraso en el tren, me compré un refresco, por cierto muy caro, se pasan mucho con los precios en el bar de la estación, y me senté en los fríos asientos de la estación, no os riais, pero se me congeló el culete. 
Pasé el rato jugando a juegos en el iphone.
Cuando ya no pude aguantar más el fresquibiri en el culete, salí fuera a ver como estaba mi dueño y después ya opté por sentarme fuera esperando al tren.
A la hora y muy puntual llegó el tren. Mis patitas temblaban de emoción y me dirigía al vestíbulo de la estación, cuando veo que las puertas automáticas se abren y veo una pequeña figurita que salía corriendo. ¡Era mi hermanito Junior! Jejeje. ¿No os había dicho como se llamaba no? Su nombre es Jacob, como el nombre de mi padre, pero como era un rollo tener dos Jacobs en casa, le empezamos a llamar Junior y Junior se le quedó.
Le di un gran abrazo y unos besotes. Que felicidad. Han sido unos cuantos años desde que no lo había visto. Mientras nosotros empezamos a hablar sin parar, mi dueño fue a buscar su equipaje.
Y sin parar de charlar nos dirigimos hasta casa. Teníamos tantas cosas de las que ponernos al corriente….
Aunque estas navidades tenga muchos regalos, ninguno de ellos será tan chulo y maravilloso como la visita de mi hermanito.
Hociquitos ilusionados

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