Aish! Que noche.
Lo primero cuando llegué a casa por la noche, fue corriendo
a buscar un poco de comida y bebida para dejarlo al lado del árbol y corriendo
a hacer pipí y a la cama de un salto. Mi dueño y yo habíamos llegado tarde a
casa de la cena de cumpleaños. Tenía miedo que llegaran los Reyes y nos
encontraran despiertos, entonces no nos dejarían ningún regalo.
Lo malo es que para la cena habíamos bebido coca cola y al
final de la cena una tacita de te. Total que no podía dormir. A eso le sumamos
los nervios por los reyes… no podía dormir.
Mi dueño como siempre se durmió rapidísimamente, pero yo me
quedé allí, con los ojos bien abiertos y sin dormir.
Un buen rato después, se me empezaron a cerrar los ojos y me
dormí.
Pero de repente, aún en los primeros minutos de sueño, se
escucho un ruido en casa. Abrí un ojo.
Pero me quedé en la cama, muy quieto y
escuchando con atención. Efectivamente, se oían ruidos, unos pasos muy suaves y
venían de la habitación de al lado, donde está el árbol y el belén Playmobil,
que es justo donde había dejado la comida y la bebida para los reyes. Escuché
como alguien bebía. ¡OH! ¡Debían ser los Reyes Magos!
Yo seguía en la cama, haciéndome el dormido. Agudicé más mi oído
osezno, es igual que mi visión osezna, pero con mi oído osezno, podía escuchar conversaciones
a gran distancia.
Ahora podía escuchar claramente los murmullos, los reyes
estaban hablando. Aunque no oía las frases
enteras, podía ir escuchando fragmentos y palabras sueltas. Como por
ejemplo… “Aquí vive Travis y…”, “ten cuidado que esto se rompe”,”… perdido….”, “pasta”,
“….la guitarra”.
¿GUITARRA? Yo no pedí ninguna guitarra. Pero no me podía
levantar a mirar. Así que aunque me moría de ganas de levantarme y cotillear,
seguí en la cama haciéndome el dormido. Seguí
escuchando y de repente escuché un grito. “¡AUU!” y otra voz que le decía
“¿TE HA MORDIDO?”…
Ya no escuché ninguna palabra más. Se escucharon los pasos
del principio y como cerraban una ventana. Seguí allí muy quieto escuchando…
pero tan y tan atento estaba que la verdad me quedé dormido. Cuando he abierto
los ojos otra vez, ya era de día, mi dueño aún dormía. Yo me he levantado de un
salto y aún con pijama he corrido hasta el árbol y…. ¡OHHHHH! ¡HABÍA UN MONTÓN
DE REGALOS!
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.