El fin de semana mi dueño fue a pasar unas horas en un
complejo termal cerca de nuestra ciudad. Había sido una semana un poco larga y
pesada, y a él estas cosas le gustan y le relajan. Yo lo acompañé, como supondréis
no para bañarme en el complejo termal, más bien quería cotillear. Jejeje. Ya me
conocéis.
El complejo se llama “Aquatonic” y forma parte de las
instalaciones del hotel “Termes Montbrió”.
Llegamos, entraron en el complejo y yo me quede allí
sentado, justo al lado de la entrada. Me tenía fascinado una de las escaleras
que había allí en el exterior, decorada de colorines, me recordaba mucho a las
fotos que había visto del “Parque Güell de Barcelona”, que por cierto, el
rancio de mi dueño no me ha llevado nunca. Ya hablaré seriamente con él.
Estando allí tranquilito, podía observar la parte trasera
del hotel, era un jardín inmenso. Así que me levanté de un salto y empecé a
pasear por el jardín.
Se estaba muy tranquilito, pronto pude observar que había
unos cactus gigantes, ya conocéis mi pasión por este tipo de plantas.
Por todo el jardín, se iban viendo fuentes y surtidores de
agua, algunos funcionando y otros meramente como adorno junto con estatuas muy
chulas.
En la parte más apartada del hotel, había un gran edificio
de estilo romántico, y a sus pies una balsa o lago (según se mire) enorme llena
de agua. Impresionante. Aun con el terror que le tengo al agua, me acerqué con
cautela para hacerme unas fotos.
Cotilleando por el jardín y preguntando a empleados,
conseguí averiguar que antes de ser un hotel eso era una propiedad privada, una
finca llamada “Horta Florida” y que en los años 80 se descubrió una fuente de
agua termal. A raíz de ese descubrimiento, en 1988, un empresario propietario
de una cadena de hoteles, lo compró para construir este hotel.
El jardín se mantuvo, así como la mayoría de secuoyas
centenarias, que mando plantar un antiguo propietario de la finca, el Marqués
de Olivart.
Como veis, es un bonito sitio para pasear un rato y
desconectar. A mi me pasaron las tres horas que mi dueño estuvo dentro volando.
De repente me llama por teléfono. “Travis. ¿Dónde estas?”, yo le contesté “Ahora
vengo, estoy en el columpio, jejeje”.
Así que recorrí el caminito que me llevaba a la entrada del
complejo termal y ahí estaba mi dueño. Le di un gran abrazo. Se lo merecería
por traerme a un sitio tan chulo.
Un hociquito termal.
P.D
En Facebook, podéis ver estas fotos y algunas más. Es que no me cabían todas aquí, jejeje.
En Facebook, podéis ver estas fotos y algunas más. Es que no me cabían todas aquí, jejeje.
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