Pues ya tenía listo los calçots y la salsa. Ahora solo
quedaba prepararlos para comer.
Hay diferentes maneras de cocinar los calçots. Hay que
aclarar que no existe una única manera de hacerlos. Hay quien los hace con un
alambre, hay quien los hace con parrillas, y hay quien los hace a la brasa.
Incluso se pueden hacer en el horno, una técnica que no es muy práctica para
hacer una calçotada tradicional, pero que da unos resultados espectaculares.
Como ya debe saber todo el mundo, los calçots se hacen con
llama. La leña que idealmente deberíamos hacer servir es ramitas y hojas secas.
Cualquier tipo vale, lo que pretendemos es conseguir llama. Por lo que un tronco grande que haga brasas no nos vale.
Empezamos colocando los calçots en la parrilla de manera que
las raíces se toquen. Una cosita, no cortéis las raíces.
Lo más lógico es que
el fuego sea más intenso hacia la mitad de la parrilla, por lo que colocaremos
los calçots más gordos en el centro
Una vez que tenemos los calçots bien colocados en la
parrilla, hacemos el fuego, una buena llama viva, y colocamos los calçots
encima.
Esto hace bastante humo, así que por prudencia, me retire un poco para observar que lo hicieran bien, es que si estoy demasiado rato en el humo.... ya sabéis... me tocará baño, !Y NO QUIERO!
Y ahí los dejamos hasta que veamos que de dentro de los
calçots sale un poco de agua, que querrá decir que ya están hechos por un lado.
Ahora toca darles la vuelta.
Sabremos que los calçots están bien hechos por ambos lados
cuando veamos que por este lado también sale algo de agua de dentro. Ahora ya
es el momento de guardarlos un ratito en papel de periódico. Así conservarán su
calor hasta el momento de comerlos.
Metidos en una caja, o metidos en un saco, pero todos
juntitos con su papel de diario, aguantarán muy bien el calor hasta que sea
hora de comerlos (pero mejor que no pase mucho tiempo, jeje).
Cuando es la hora de comerlos, es mejor que te pongas un
babero si tienes poca práctica, porque es muy probable que te manches. Yo tengo
mucha práctica, pero como hacia tan poco me he bañado, no quería ensuciarme de
nuevo. Tantos baños seguidos no puede ser bueno.
Así que en la mesa vamos abriendo los paquetes de papel de periódico
y vamos cogiendo los calçots. Como está quemado por fuera, primero hay que
pelarlo. Esto se hace cogiéndolo suavemente por la puntita y tirando fuerte
hasta que te quedas en una mano con “su piel” y en la otra con la parte
comestible. Ahora viene lo bueno, por que debes de comerte lo que tienes en la
mano no si antes mojar el calçot en la salsa. Es interesante y primordial que
estires bien el brazo y la boca la pongas mirando el cielo bien abierta, para
que cuando dejes caer el calçot entre en tu boca manchando lo menos posible,
pero vamos que si te manchas no pasa nada, por algo llevamos el babero. Jejeje.
Luego la calçotada se complementa con una parrillada de
carne, y postres.
Lo malo es que los calçots están tan riquisísimos que comí
demasiados y luego no tenía hambre para la carne y los postres. Eso sí, los
postres también fueron sugeridos por un servidor, mis famosas fresas con vinagre. De fresas si que comí, jejeje, lo se, soy un tragón.
Un hociquito calçotaire.
2 comentarios:
No hay nada como una buena calçotada.
Espero que te aprovecharan.
Saludos.
si!! Gracias.
me lo pasé genial y estaban deliciosos.
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