¡Hola! Ya estoy de vuelta de mis vacaciones de Semana Santa.
¡que bien! He podido descansar mucho y recargar mucha
energía. Me han sentado sensacional.
Eso si el Viernes Santo no me olvidé de arrancar la última
pierna de mi Vieja Cuaresma.
Pero antes de irme de vacaciones tenía una cosa muy
importante que hacer. Preparar la mona de pascua para que mi dueño pudiera regalársela
a su ahijado.
Cada año la vengo haciendo, y poco a poco voy mejorando. Ingredientes
de buena calidad y los pesos exactos son esenciales. Luego hay una técnica detrás,
y es ahí donde voy mejorando poco a poco.
No tenía duda que haría una mona de chocolate. Así que seguí
muy precisamente todos los pasos.
Este año he aplicado una cosa nueva que me contaron el año
pasado. Cuando parto la mona por la mitad, coloco unos palillos, uno en la
parte de arriba y otro en la de abajo. Así al abrir la mona me servirían de
marcas para que al volver a montarla, sepa exactamente como estaban colocadas
las partes.
La parte que más me gusta de todo el proceso es la
decoración, jejeje.
Las almendritas tostadas, los adornos, la fruta, la figura
de chocolate y las plumas.
¡Me ha quedado un mona genial!
Aunque luego viene la parte triste de ponerla en la caja de cartón. Jo. Tan bonita y ya me tengo que despedir de ella.
Prometí a mi dueño que haría
otra, pero esta vez para nosotros, pero he estado tan bien estas vacaciones que
se la haré otro día. Es igual que no estemos en Semana Santa ¿no?
Me despido con el hociquito de rigor y deciros que estoy muy
contento de volver a estar por aquí. Mañana más.
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