Hola. Ayer ya os expliqué la merienda con chocolate y toda
mi experiencia en la celebración de la comunión a la que asistí y como al final
no pude comer chuches. Pues a la mañana siguiente, cuando me desperté en casa,
aún iba vestido igual. Me había caído tan profundamente dormido, que mi dueño
no quiso ponerme el pijama para no despertarme.
Pero cuando ya me despejé un poco, me di cuenta de algo. ¡Me
había manchado de chocolate!
¡BUFF! Eso podía ser peligroso. De momento solo había
localizado unas manchas en la manga de mi camisa blanca, pero… ¿y si me había caído chocolate
encima de mi pelaje? Eso significaría… ¡BAÑOOO! Rápidamente me he examinado
exhaustivamente y no he encontrado ninguna mancha más. Menos mal.
Quitar las
manchas de la camisa será cosa fácil. Un poco de jabón, lavadora y listos.
Ayer recibí muestras de ánimo por no poder haber comido
chuches, pero os tengo que contar un secretillo. Aunque no pude coger ningún
chuche de la merienda, hoy he comido chuches. Jijiji. Gracias a Pando.
Os voy a presentar a Pando. Uno de mis ositos de peluche. Es
un oso panda como Pompeo, pero este osito viene de Zaragoza, la última vez que fui
a Zaragoza, lo encontré en la estación de Delicias, y se le veía tan tristín
que me lo traje para Reus.
Y tenéis que saber que Pando esconde un gran secreto. A
simple vista, parece un osito normal y corriente.
Pero si observamos con atención, tiene una especie de
bolsillo en su barriga y allí hay ¡chuches!
Y no se como ocurre, pero siempre
tiene dos chuches, si me como los chuches, al día siguiente vuelve a tener dos
más. Curioso. ¿No? La verdad es que no se porque ocurre, si es magia, un
superpoder de Pando o es que mi dueño lo rellena. Si que tengo curiosidad por
saberlo, pero… hay cosas que mejor no saberlas, por si acaso. A mi me gusta
imaginar que es magia. Es más bonito. ¿No? Voy a comer chuches
Un hociquito mágico.
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