Con Cune seguimos visitando diferentes zonas de Tarragona, y
esta vez, me armé de valor y me dirigí al puerto. Mi dueño hace tiempo había
trabajado allí, pero yo nunca había querido ir, demasiada agua, ya sabeis. Pero
es bonito de ver, así que fui pero con la firme intención de no acercarme al
agua. Así que allí estábamos, en el Serrallo.
El Serrallo es el barrio marítimo de la ciudad de Tarragona.
Tan antiguo como la parte alta, a la cual se le llama erróneamente “casco
antiguo”. El barrio del Serrallo está
muy ligado a la pesca desde su inicio y su puerto, ha ido albergando diversas
civilizaciones en el transcurso de su historia.
Aunque el barrio forma parte del conglomerado de casas y
calles de la parte baja, el Serrallo tiene una personalidad propia que la hace
diferente al resto de la ciudad. Aunque las últimas reformas que han hecho en
el barrio, hacen que estas diferencias sean menores. Antes de las obras de
remodelación por todo el barrio se podían ver redes de pesca y olía a pescado,
ahora los pescadores solo tienen un rincón del barrio.
Aun así, la identidad distintiva del Serrallo se conserva. Solo
hay que hablar con la gente que vive en el barrio, cuando salen del barrio
dicen “que van a Tarragona”, como si el Serrallo fuera una ciudad aparte. Y otro
ejemplo, las fiestas mayores de Tarragona son el 19 de agosto (Sant Magí) y el
23 de septiembre (Santa Tecla), pues el Serrallo tiene sus fiestas mayores propias,
el 29 de junio (Sant Pere, patrón de los pescadores y también patrón de Reus) y
el 16 de julio (La virgen del Carmen).
Ya que es un barrio pescador, si dais un paseo podréis ver
que hay muchos restaurantes especializados en pescado.
En cuanto al puerto, esta dividido en dos partes, el puerto pesquero y el puerto deportivo. Fue
lindo dar un paseo por el puerto, cotilleando los barcos, vimos uno que Cune
estaba segura que era un barco pirata, por si acaso… lo vimos de lejos.
También encontramos un antiguo cañón, decidimos jugar un
rato y hacernos una foto, pero nos riñeron.
Así que al final acabamos haciéndonos
una foto no tan divertida como la que queríamos hacer, pero es muy chula.
Después de tanto pasear, necesitábamos reponer fuerzas, así
que nos zampamos un gran helado.
Bueno... y es que teníamos tanta hambre… que nos comimos otro. Jejeje.
Somos unos golosos.
Un hociquito marítimo
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