Hoy he hecho un gran descubrimiento en casa. Mi dueño tenía
guardadas en casas un montón de miniaturas. La gran mayoría era de cuando él
era un cachorrín y unas pocas figuritas que le han regalado por algún
acontecimiento especial como bautizo o comunión.
Y las tenía muy bien guardadas
pues yo no las había descubierto hasta hoy mismo.
Cuando ha llegado a casa me ha estado explicando como hace
años las coleccionaba. Y yo pensaba…. ¿Cómo las guardaba?
Por lo visto cuando era un cachorrín le habían regalado una
casita de madera donde él iba colocando estas miniaturas.
¡Jopé! Yo nunca había tenido estas cosas cuando era pequeño,
y me hubiera gustado haber podido ver esa casita.
Y por lo visto ha sido mi día de suerte, pues la casita en
cuestión tampoco la había tirado, estaba muy bien guardada en el trastero. La
hemos estado buscando y hemos dado con ella.
¡Que chula! Le he pedido a mi dueño si me daba permiso para
descolgar un cuadro y colgar la casita y poner las miniaturas. Se lo he pedido
con esa carita que solo yo puedo poner y naturalmente ha accedido. Pero con una
condición, yo tendría que quitar el polvo a cada una de las miniaturas. Parecía
un trato justo.
Así que he colgado la casita.
Y con mucho cuidado de no romper ninguna de las figuritas las
he ido colocando todas.
¡Me gusta! Y mi dueño ha sonreído. Misión de peluche
cumplida. He hecho sonreír a mi dueño.
Un hociquito en miniatura.
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