Este mediodía cuando estaba preparando la comida me he dado
cuenta que se había terminado la pimienta negra. Estaba preparando unos ricos
macarrones a la boloñesa, y necesitaba un poquito de pimienta. Menos mal que
soy previsor.
En nuestra masía tenemos una planta llamada Piper nigrum,
que es la platita que da la pimienta. La pimienta es una baya en forma de
bolitas. Estas, se dejan secar y luego podemos utilizaras. Ya sea en su forma
entera o molida.
Y en casa tengo un bote donde aún guardo granos de pimienta.
Así que lo tengo muy fácil.
Con ayuda de un molinillo eléctrico, pongo los granos dentro
y acciono el aparato. Yo nunca lo he hecho, pero se lo he visto hacer tantas
veces a mi dueño, que se cómo hacerlo sin que corra peligro. Si tienes un
molinillo en casa y sois unos cachorrines pequeños, mejor que esto, os ayuden
vuestros papás.
En un momento tengo la pimienta molida. Es fantástico, ahora
solo me queda rellenar el bote con la especia y de vuelta a la cocina. Pero…
Aish.. no se.. es que… aish… noto un cosquilleo…. Asih… en
el hocico. Me pica mucho…. Creo que… creo… Aish, que voy a.. a.. aaa..
¡ATCHIS!
¡Menudo estornudo! Si hasta me ha tirado para atrás.
Cachis con la pimienta… recién molida y al abrir el
molinillo me ha ido un poco de polvo de pimienta al hocico… como pica. Jajaja.
Eso si, después de este estornudo explosivo me he quedado
genial. Jejeje.
Bueno... un hociquito “explosivo”.
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