DOMINGO DE PASCUA. DOMINGO DE MONA


Ya terminó Semana Santa, Pascua y demás fiestas. Como recordareis la semana pasada me comí una mona por error y luego hice una para subsanar el “despiste”. Pero lo tradicional es que el domingo los padrinos regalen una mona a su ahijado. Y yo... Pues no tengo padrino. Por eso cada año me hago yo mismo una mona. Pero este año al comerme esa, pues no tenía mona para el domingo.
Pero cuando me levanté el domingo, pude comprobar que había una mona nueva sobre la mesa. Mmmm. Olía maravillosamente. Que aroma.

Me acerqué con cuidado. Era una mona de chocolate. Mucho más grande que la que hice yo.
Y esta… estaba decorada con ¡chuches! ¡Que guay!
Me disponía a cortar un trozo… pero luego pensé en lo del otro día. Quizá no era para mí y si me la como… pondría en un compromiso a mi dueño. Así que… un poco a regañadientes, decidí ser un osito responsable. No toque ni una almendrita.
Entonces vino mi dueño y vio la carita que ponía. ¿Te gusta la mona Travis? Yo asentí. Y le pregunté… ¿Para quién es? Él me sonrió y dijo que era para alguien muy especial.
Con esa respuesta lo único que pasó es que sentía mucha más curiosidad. ¿Para quién sería?
Cogió la mona, le sacó el papel y me la ofrece. ¡Oh! ¿Es para mí?
¡Si! Tengo una mona superchula. Le di un gran abrazo a mi dueño. Y como buen osito… decidí que la compartiría con él. Una mona de pascua aun sabe mejor si se comparte.
Un hociquito monero.

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