Hace unos días, cuando llegó mi dueño de la compra, me
dispuse a ordenar y supervisar lo que le había encargado. Ya sabéis que es todo
un caso para estas cosas, y a veces se deja por comprar cosas. Como tenía en
mente hacer unos yogurts de plátano, le encargué unos cuantos. Hasta aquí, todo
bien. En la compra pude ver que los había comprado.
Pero…
Había un plátano mucho más grande de lo normal. Qué raro.
Después de compararlos, efectivamente, se parece pero no es
un plátano normal.
Después de mucho investigar, he podido dar con la solución
al misterio. Se trata de un plátano macho o también llamado plátano de guisar o
hartón. Es originario del Sudoeste Asiático, aunque lo largo de los años, su
cultivo se ha extendido a muchas regiones de Centroamérica y Sudamérica, así
como de África Subtropical. Su forma es alargada, algo curvada y puede llegar a
pesar unos 200 gramos o más cada uno.
El plátano macho es una fruta de uso exclusivamente
culinario. Normalmente se guisa de igual modo que se cocinan las patatas y las
hortalizas (cocido, frito, asado, al horno
) y
también puede ser empleado como ingrediente de
ciertas sopas.
¿Y ahora qué hago yo con este plátano macho? No tengo ni
idea de cómo prepararlo.
Menos mal que tengo amigos sudamericanos y me han enviado
algunas recetas para prepararlo. Al final me he inclinado por una receta que es
un postre. Vamos a ver cómo sale, pero tengo que esperar unos días para que
madure un poco, ya que está bastante verde.
Unos días después…
Ya ha madurado un poco, ya tiene un color más amarillo y con
más manchitas marrones. Ha llegado el momento de prepararlo.
Le quito las puntas.
Y con la cascara, lo corto a rodanchas.
Los pongo en un plato y al microondas.
2 minutitos a máxima potencia.
Y los tengo cocidos.
Los dejo enfriar un poco, y luego les quito la piel.
Ahora cojo un poco de mantequilla y la pongo en sartén.
Cuando esté bien caliente, pongo el plátano y lo frio
durante unos dos o tres minutos.
Lo retiro, y lo pongo en un papel absorbente para retirar el
exceso de mantequilla.
Y casi lo tengo. Como os dije al principio, el plátano macho
no es dulce, así que lo acompaño con un poquito de leche condensada por encima (también
lo podrías hacer con crema o mermelada).
Y ya está listo mi plátano macho con mantequilla. Para darle
un toque extra, lo he acompañado con unas de mis famosas fresas en vinagre. Jejeje.
Un hociquito platanero
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