Hoy tenemos butaca de travis, este fin de semana fui a ver
la segunda entrega de la saga de Percy Jackson. Y aunque ya adelanto que no es
un peliculón, al menos entretiene.
Percy Jackson es el hijo del dios Poseidón. En la primera parte de esta serie de películas (“Percy Jackson y el ladrón del rayo”), nuestro protagonista descubría su naturaleza de semidiós y como tal, salvaba a la Tierra de la destrucción, aplacando la furia del mismísimo Zeus.
En “Percy Jackson y el mar de los monstruos”, el joven héroe
deberá viajar hasta el mar de los monstruos para tomar un manto mágico (el
vellocino de oro) que tiene como propiedad sanar a cualquier ser vivo. ¿El motivo? El árbol que crea un escudo que
protege el campamento de todos los semidioses, ha sido envenenado, y si muere,
todos los héroes serán vulnerables y eventualmente serán destruidos. El árbol
sagrado además, posee el espíritu de Thalia, hija de Zeus que dio su vida para
salvar a sus amigos. Al igual que en el filme anterior, Percy emprende su
aventura acompañado de la bella Annabeth, hija de Atenea, y de su fiel amigo
Grover que es un sátiro.
Las aventuras de Percy Jackson, están basadas en una serie
de libros escritos por Rick Riordan, que debido a su éxito editorial y al igual
que otras experiencias por todos conocidas, dio paso a que Hollywood las
convirtiera en películas. “Percy Jackson y el mar de los monstruos” es la
segunda parte, que al menos desde el punto de vista cinematográfico, recoge
muchos elementos de “Harry Potter”. Esto no es casual, ya que Chris Columbus
dirigió la primera parte (al igual que en Harry Potter) y en esta entrega
además comparte créditos como productor con Mark Radcliffe, quien también
estuvo detrás de la saga del joven mago británico. Es así como el trabajo de cámara, de arte,
los diálogos, y varios otros elementos inevitablemente son similares entre los
filmes de Percy Jackson y Harry Potter.
Incluso la estructura de los personajes centrales es idéntica a la de
Harry Potter, quien se acompañaba por Hermione y Ron. La chica era la
inteligente y Ron el gracioso, mientras Harry luchaba contra su timidez y su no
elegida naturaleza heroica. En la comparación, Percy Jackson también es de bajo
perfil, Annabeth es la sabia y prudente y Grover el que se mete en problemas.
Al contrario de lo que pudiera pensarse, estos elementos,
para los que gustan de este tipo de películas, pueden resultar hasta positivos.
Son películas que buscan la masividad, que le hablan a un público adolescente,
y que narrativamente son bastante clásicas. Películas en las que el espectador
sabe que el héroe va a salvar el día, aprenderá algunas lecciones sobre el
valor de la amistad, y donde el bien sin lugar a dudas triunfa sobre el mal.
Percy Jackson y el mar de los monstruos es una buena
aventura, llena de ritmo y sorpresas pero arranca sin presentar a nadie, dando
por supuesto que todo el mundo conoce el campamento y sus moradores. Cosa que
la mayoría de los espectadores no cononcen. El campamento es introducido en el
primer libro pero no es así en la primera película, donde se obvia toda
referencia al campamento. Además la
historia se entretiene -como el viaje de los argonautas, como la novela
original, en mil detalles- e introduce continuamente nuevos personajes
mitológicos, se mire como se mire es un fallo de guión, mientras que el
director, Thor Freudenthal (El diario de Greg) vuelve a demostrar que para él
no hay una trama principal y se pierde en cada escena. Nada de eso tiene
excesiva importancia para quien reconoce los mitos mostrados o ha leído las novelas y disfruta con las
ilustraciones de esos episodios, pero si no es el caso sólo se encuentra con
una historia de aventuras fabulosas, entretenidas, educativas incluso -el
Campamento Mestizo recuerda a Hogwarts-, pero sin el encanto, la garra
auténtica que merece esta saga.
Aunque todo esto sea cierto y parezca una cinta predecible,
la verdad es que la película es muy entretenida, dinámica, las escenas de
acción y peleas están bastante bien hechas, y finalmente, el espectador
consigue un rato de entretenimiento. En ese sentido, Percy Jackson es un producto
que cumple lo que promete, sin buscar trascender mayormente en la historia del
cine, ni aspirar a algún premio. Es una película honesta dirigida a los jóvenes
que buscan aventuras en mundos mágicos, que hoy al parecer, más que nunca están
de moda. Tal vez el único punto que le juega en contra a Percy Jackson, es que
faltan algunos elementos para hacerla más épica. Claro, la banda sonora
compuesta por Andrew Lockington no tiene
la fuerza de la que hizo el legendario John Williams para Harry Potter, o puede
ser que algunos elementos del arte se vean más irreales, se nota el plástico
(como en “Las crónicas de Narnia”), o puede ser que Logan Lerman (el actor que
interpreta a Percy) no tenga el ángel de Daniel Radcliffe. Lo cierto es que (y
para terminar esta odiosa pero necesaria comparación) Harry Potter sigue
estando un punto arriba de Percy Jackson, al menos de lo que hemos visto en el
cine. Veremos qué pasa si hay una tercera parte.
Como siempre os dejo con el tráiler por si no lo habéis visto.
Un hociquito mágico
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