Ayer asistí a un cumpleaños muy especial. Los 50 años de la
serie Doctor Who. Si 50 años, todo un hito en la historia de la televisión,
pocas series pueden presumir de eso, y aunque no se emitió entre 1989 y 2005,
la serie tiene 799 episodios. Así que se merecía una buena fiesta de
cumpleaños. ¿Y cómo puede celebrarlo un hombre que recorrer todo el tiempo y el
espacio? ¿Con petardos galácticos? Pues bien, como cualquier gran fiesta de
cumpleaños, se tiene que hacer recordando el pasado y por qué no, haciendo una
miradita al futuro.
Imagino que todos los “whovians” (los fans de la serie), al
empezar a ver el episodio, teníamos en mente muchas expectativas, cosas que deseábamos
ver en él, preguntas que deseábamos ser respondidas, cameos que deseábamos ver
y homenajes a algunos personajes del pasado. Pero sin embargo, se escogió
contarnos una aventura en el estilo clásico del Doctor Who. Un claro homenaje a los seguidores más
veteranos, pero al mismo tiempo y a medida que va avanzando el episodio nos
vamos dando cuenta, que esas perspectivas que teníamos en mente al principio se
van cumpliendo de forma muy inteligente, una a una. Estaba siendo testigo del
mejor cumpleaños de la historia televisiva.
En el corazón del especial, tenemos una simple historia con
los malvados Zygons (unos seres extraterrestres capaces de cambiar de forma e
imitar a personas y animales) que intentan tomar el control del mundo. Mientras
tanto, Matt Smith (el undécimo doctor) salta a través de una fisura temporal
para formar equipo con David Tennant (el décimo doctor) y así “salvar el día”.
Eso sí, ayudados por la mismísima Reina Isabel I de Inglaterra, porque… ¿qué es
el Doctor Who sin una figura histórica importante incluida en la acción?
Pero no todo es diversión y acción. También se nos muestra
el lado épico de la historia del Señor del Tiempo, apareció una encarnación
misteriosa del Doctor, el personaje del Doctor de la Guerra, interpretado por
John Hurt, sería el octavo doctor en la línea temporal. Este doctor se
encontraba a punto de llevar a cabo el genocidio de masas que ha perseguido al
Doctor desde que Christopher Eccleston saliera de la TARDIS en la nueva etapa
de la serie en 2005.Reconozco que es un giro narrativo muy inteligente, me
recuerda un poco a “El cuento de Navidad” de Charles Dickens, aunque aquí, más
serio. Al despiadado Doctor se le da la oportunidad de conocer a sus futuras encarnaciones
para conocer de primera mano las consecuencias de sus acciones y cómo se va a
sentir por ellos.
Es un gran recurso argumental, ya que así se complace tanto
a los fans antiguos como a los más nuevos. Contar una historia típica del
Doctor Who mientras se una al Doctor de la Guerra como un espectador, dejando
que el resultado de esta aventura afecte a su decisión mientras lucha con el
dilema de presionar el “gran botón rojo” que destruiría Gallifrey, su planeta
natal, y a miles de millones de señores del tiempo, con el fin de poner punto
final a “La Guerra del Tiempo”, así asistimos a una trama, que en la serie ha
quedado aparcada durante ocho años. Eso incluye el arrepentimiento del undécimo
doctor que sigue llevando sobre sus hombros el genocidio de esa acción, o la cólera del décimo doctor, enfadado con los
otros dos doctores por haber tomado la decisión a la ligera.
Y como decía al principio, durante el episodio hay un montón
de detalles para todos los whovians. Como por ejemplo una distintiva bufanda,
típica del cuarto doctor, envuelta
alrededor de un personaje secundario, también
destacar el papel interpretado por Billie Piper, volviendo a interpretar a
Rose, ayudando al Doctor de la Guerra a tomar la dirección correcta. Y más
detalles, pero no es cuestión de destriparlo todo aquí.
Y aunque para mí el episodio ha sido emotivo y especial y
estaba perfecto a mis expectativas. Entiendo que había fans que esperaban más
giros argumentales y sorpresas, pero afortunadamente el episodio nos
proporciona un ajuste final para la ocasión y así contentar a todos los fans.
Con una resolución culminante del mismo, con todos los doctores, y si, digo “Todos
los Doctores”, colaborando juntos para la resolución de la trama del Doctor de
la Guerra. Y supongo que los más observadores del lugar, se habrán dado cuenta,
que hay un doctor de más, es la próxima encarnación del Doctor.
Una vez ya tranquilos y felices hacia el final del episodio
aun asistimos a un último y entrañable cameo final, una secuencia con todos los
doctores juntos y unos títulos de crédito entrañables.
Acabó el episodio y yo me sentía feliz y emocionado, había asistido
a una gran fiesta de cumpleaños. Pero no
me sorprende, ya sabemos que en los quincuagésimos aniversarios son de oro.
Un hociquito whovian.
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