La noche de San Juan es mágica o eso he oído siempre.
La verdad es que para mí sí ha sido mágica siempre, pero yo
lo entendía la magia como un día para reunirse con la familia o amigos y pasar
una velada divertida. Por cierto… mi coca de Sant Joan fue un éxito, como
siempre, jejeje. Estaba para rechupetearse las patitas.
Así que después de llegar a casa y ponerme el pijama, me
puse a dormir. Me costó un poco, aun se escuchaban algunos cohetes y como hacía
calor no quería cerrar la ventana. En algún momento me dormí y ya no escuché
nada más.
No sé el rato que habría pasado cuando me despierto con una
extraña sensación, me pareció que alguien me llamaba. Travis, Travis,…. Escuchaba mi nombre.
¿Quién
me llamaba? Lo primero que me pasó por la cabeza era que mi dueño me llamara.
Pero no, estaba profundamente dormido. Presté más atención y ya no escuchaba
nada, así que volví a dormirme, seguro que fue un sueño.
Una vez más, volví a escuchar que alguien me llamaba. Era
muy raro. Así que me incorporé, y presté atención, la voz provenía del pasillo.
Glups. ¿Un intruso?
Con un sigilo máximo, me fui moviendo por casa. A medida que
me acercaba, la voz seguía llamándome. “Travis, ven, ven… Tengo una sorpresa
para ti”
Yo no estaba muy tranquilo, pero soy valiente, si había algún
intruso en la casa, yo la defendería con garras y dientes.
Pronto vi una diminuta figura, justo en la puerta de entrada
de casa. ¿Cómo había entrado?
Pero esa figura… cada vez me era más familiar. Cuando estuve
lo suficientemente cerca, reconocí al intruso.
¡¡¡Era Gaudi!!!
¿Pero como había llegado hasta aquí? Gaudi es un peluchín de
mi ciudad pero que vive con Cunegunda Arias en Argentina.
Después de darle un gran abrazo, Gaudi me dijo, “estoy aquí
en una misión especial de San Juan. Como ya debes saber, esta noche es mágica y
todo puede suceder”.
Lo miré un poco extrañado pero intrigado. Gaudi se apartó un
poco, movió las manos haciendo unos signos secretos y un montón de lucecitas lo
iluminaron.
Gaudi desapareció pero en su lugar apareció mi almohada azul
perdida. Para aquellos que no lo sepan, hace un par de años, me robaron mi
almohada azul del Barça.
Le tenía mucho cariño, con él veía todos los partidos
de futbol de mi equipo favorito, pero después del robo ya no compré ninguno
más. Ninguna almohada podría sustituirla. Pero ahora mismo, había aparecido
ante mí de nuevo.
La abracé con alegría, no volvería a perderla de vista de
nuevo.
¡¡¡RING!!!
Me desperté de un salto. Mi despertador estaba sonando.
Todo había sido un sueño. Vaya pena. Al menos había vuelto a
abrazar a mi almohada azul.
Pero….
Me parece que no fue un sueño. Mi almohada sigue aquí. Y
ahora no estoy soñando.
La magia de la noche de San Juan me había hecho un gran
regalo, recuperar mi querida almohada azul.
Gracias a quien lo haya hecho posible.
Mil hociquitos llenos de magia.
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