Como os dije en el anterior comunicado, el día que usamos el
bus turístico nos bajamos en la parada del Arco del Triunfo para poder
visitarlo.
El Arco de Triunfo de París (en francés, Arc de triomphe) es
uno de los monumentos más famosos de la capital francesa y probablemente se
trate del arco de triunfo más célebre del mundo. Construido entre 1806 y 1836
por orden de Napoleón Bonaparte para conmemorar la victoria en la batalla de
Austerlitz, está situado en el VIII Distrito de París, sobre la plaza Charles
de Gaulle, en el extremo occidental de la avenida de los Campos Elíseos, a 2,2
km de la plaza de la Concordia, ubicada en el extremo oriental de dicha
avenida. Presenta una altura de 50 m, un ancho de 45 m y una profundidad de 22
m. La bóveda grande mide 29,19 m de alto por 14,62 m de ancho, mientras que la
pequeña mide 18,68 m de alto por 8,44 m de ancho. Así que ya podéis ver lo
grande que es. Yo soy grande y fuerte, pero al lado de este monumento soy un
enanito. Jejeje.
En los cuatro pilares del arco están grabados los nombres de
las batallas ganadas por los ejércitos napoleónicos y los de 558 generales
franceses, algunos de los cuales murieron en combate y sus nombres se
encuentran subrayados.
Y no solo podéis observar el arco desde la plaza, también se
puede acceder a él y subir hasta arriba. Para llegar hasta la base del Arco del
Triunfo existen pasos subterráneos desde las diferentes avenidas. No intentéis
cruzar por la calle ya que esta rotonda es una de las más peligrosas del mundo,
tanto para los coches como para los peatones.
Muchos escalones, si no me desconté al subir, creo que
fueron 286. Mi dueño casi no llega hasta arriba, Jejejeje. Y es que me simulé
estar muy cansado y me tuvo que subir a mí, dentro de la mochila transportín. Jijiji.
Fue mi pequeña venganza por la excursión en el Bateau Mouche.
En el interior también veremos un pequeño museo y datos
sobre su construcción.
A pesar de que su altura es muy inferior a la de la Torre
Eiffel, las vistas desde la parte superior del Arco del Triunfo resultan igual
de impresionantes. El dinamismo de París en la confluencia de doce de sus
principales avenidas es digno de admirar. Las vistas de los Campos Elíseos y del Barrio de la Defensa tampoco desmerecen la subida.
Por precaución han puesto unas barras metálicas para que nadie se caiga, pero el tamaño no está pensado para los ositos, estaba tan ensimismado con las vistas que no me di cuenta que había salido fuera de la terraza, menos mal que mi dueño si se dio cuenta y me sujeto firmemente.
Pero aunque siempre cuida de mi, aun tenía presente su jugarreta de hacerme subir en el Bateau Mouche el otro día, la subida al arco de triunfo había sido una pequeña venganza, pero tenía en mente algo más, y es que mi pobre dueño…. Aun tendría que subir muchos más
escalones ese día, jijiji. Soy un osito bueno, pero a veces soy un poco “malvadín”.
Petit museau.
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