Ya casi se termina el año, y aún hay alguna cosilla que os
quiero contar. Espero tener tiempo libre para poder sentarme tranquilamente
delante del ordenador, ponerme mi música preferida, un zumo de fruta y
naturalmente un flaM inspirador.
Nochebuena es una noche especial y mágica, y si tengo que
ser sincero, me entusiasma porque por esa noche y tras un ritual de cantar unas
canciones especiales, mi “tió de Nadal” caga regalitos para todos.
Este año, con motivo del estreno en navidades de la séptima
entrega de mi saga galáctica favorita, decidí cambiar mi tradicional
bastoncillo de madera, por un sable laser jedi de primera categoría.
La primera ronda de regalos se hizo esperar, el tió se iba
poniendo rojo, por lo visto estaba haciendo un gran esfuerzo, debía ser un
regalo muy y muy grande.
Y si, fue muy grande, aun no sé cómo lo hace, pero este
regalo es incluso mucho más grande. Al levantar la mantita del Tió apareció
ante mis ojos un jamón espectacular. No me lo esperaba, pero bienvenido es,
jejeje. Menudas merendillas me esperan.
Después repetí el típico ritual de siempre, cantar las
canciones especiales, darles algunos golpes con el bastoncillo (entiéndase sable
laser en mi caso) y levantarle la mantita.
En las siguientes tandas fueron regalos más de mi estilo.
Unas gafas de sol superchulas, una botella de refreso, un palo selfie para hacer fotografías, una
divertida Tardis (la nave del Doctor Who) con movimiento, un cepillo de dientes de Star Wars con música
incluida (que gozada va a ser limpiarme los dientes ahora)...
Y en la tercera tanda y última... una almohada superchula de Los Vengadores y una bufanda chulísima de Los Guardianes de la Galaxia. Como mola!!!!!!
Un año más el Tió de Nadal se ha portado fenomenal, lo
quiero un montón.
Ahora solo espero que no se marche muy pronto, que como
siempre se quede unos días más en casa, es muy divertido tenerlo por aquí.
Un hociquito ilusionado.
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