Los más veteranos del Comunicado sabréis que tengo una almohada muy especial. La almohada amarilla. Hace muchos años, cuando era un cachorrín, hubo una gran tormenta. Tan grande fue la tormenta que incluso hubo un pequeño tornado. El viento soplaba sin parar, y arrastraba todo lo que podía. Se le sumó lluvia y truenos. Estaba muy asustado.
Ese día estaba solo en casa. Parecía que la casa iba a salir volando como en el mago de Oz. Acabe acurrucado en una esquina, abrazado a mi almohada amarilla. No se cómo, pero el abrazar esa almohada, sentía algo, más tranquilo, y como si me protegiera. Cerré los ojos… y al cabo de muy poco rato, ya no se escuchaban truenos, y el viento parecía que amainaba. Desde ese día, cuando hace muy mal tiempo, me refugio sobre mi almohada amarilla. Allí nada malo puede ocurrir.
Con el tiempo, me he dado cuenta de que he desarrollado una
afición a las almohadas. De todas la formas y colores, y que, según mi estado
de ánimo, me ayudan. Así que, a esta ciencia de combinar almohadas y estados de
ánimos, la he llamado. Almohada terapia.
Si estoy enfadado, y me entran ganas de dar un hocikazo a
alguien… suelo usar la almohada de la Estrella de Muerte, de Star Wars. El
hecho de darle hocikazos, o unas patadas, hacen que me desestrese, y me ayuda a
tranquilizarme.
¿Qué tengo un día aburrido? Que mejor que la nueva almohada
de Mickey Mouse. Alegre, simpático y juguetón. En seguida se me ocurren cosas
divertidas que hacer.
Si estoy un poco nostálgico, me gusta abrazarme a esta
almohada aterciopelada de Londres. Me acuerdo de los sitios que visité de mi
ciudad preferida. Su calidez y los recuerdos que despiertan en mí, hacen que me
sienta mejor. Luego siempre acabo viendo el álbum de fotos, Jijiji.
Esta afición mía a las almohadas, también la ha copiado
Mini. Aunque él, todo lo que le pasa, lo arregla con la misma almohada. La de
la Patrulla Canina. Es un caso.
Las almohadas de Harry Potter vienen muy bien para días que
mi nivel de magia está por los suelos. Ya sabéis, que los peluches estamos
cargados de magia. Podemos alegrar a un humano simplemente poniendo caritas, o
protegiendo los sueños. Si un monstruo os intenta atacar en una pesadilla, los
peluches entramos para expulsarlos. Así, con esas almohadas, enseguida tengo
los niveles de magia a tope.
Cualquier almohada de Star Wars (exceptuando la de la Estrella
de la Muerte), tiene la propiedad de convertirme en un aventurero. Una vez han
hecho su efecto, me siento capaz de cualquier cosa. Escalar el armario donde
guardan las galletas de canela. O de subir al nivel más alto de la nevera,
donde mi dueño, guarda los flaMs.
Como veis. La almohadaterapia es muy útil en mi día a día.
Ponedla en práctica. Mirad a vuestro alrededor, y buscad vuestras almohadas por
casa y observad lo que sintáis al abrazarlas.
Un hociquito científico.
Y si me quiero sentir más grande y poderoso (de lo que ya
soy), la almohada del escudo del Capitán América, me va de perlas.
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