Que paciencia he tenido que tener en estos últimos meses.
Descubrir la cueva secreta de los “Tiós de Nadal” fue muy difícil,
infiltrarme dentro aún lo fue más y descubrir donde guardaban la magia de Navidad
fue lo más complicado. Pero lo conseguí, aunque robarla y sacarla de allí, era
imposible.
Así que opté por otro método. La magia de Navidad, de por sí, es muy volátil. Así que decidí abrir una de las claraboyas de la sala, solo con eso conseguí, que poco a poco la magia se evaporara y fue saliendo del recinto. Luego ya la iría recogiendo. Iba a cambiar toda la Navidad como la conocemos. Unas fiestas oscuras y tenebrosas, al lado de Halloween, iban a ser una pesadilla. Y digo iban, en pasado. Si. No tuve en cuenta que los habitantes de la cueva pedirían ayuda al exterior.
Esos entrometidos peluches han estado haciendo un trabajo
impecable, se han adelantado a todos mis intentos de apoderarme de magia. Tienen
un cacharro que les permite localizarla, hasta tienen el contenedor original.
Pero ahora ya he visto como lo hacen. La localizan, y usan un conjuro mágico
que teletransporta la magia hasta el contenedor. Y ese es el punto débil de su
plan. Durante un buen rato, la magia solo esta protegida por un joven cachorro
y los peluches peligrosos, desde que capturan la magia hasta que llegan a su casa,
pasa mucho rato.
Solo tengo que esperar que capturen el último trozo y en
cuanto la magia llegue al contenedor me apodero de todos los trozos. Y ya está,
empezara la nueva y terrorífica Navidad.
Según mis informaciones, precisamente ya solo les queda un
fragmento. Así que voy a poner en práctica mi plan.
Firmado.
Blue Bajozero.
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